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viernes, 29 marzo 2024
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    Matices

    En su columna Matices, nuestra columnista Dianeth Perez Arreola aborda el tema del arresto por traficar droga de su secretario particular

    Muy delicada es la posición del fiscal general del estado Ricardo Iván Carpio tras la detención de Octavio Espino Torres, quien se ostentaba como su secretario particular.
    La noticia de su detención por parte de autoridades estadounidenses al intentar cruzar casi 30 kilos de metanfetaminas nos deja con muchas interrogantes.
    ¿En cuantas reuniones de la mesa de seguridad habrá estado presente? ¿En cuántas otras reuniones dónde compartió información confidencial? ¿Con qué grupo delictivo estaba trabajando Espino Torres? ¿Desde cuando? ¿De dónde salió la droga que intentó cruzar?

    Como medida precautoria y para enviar una señal de que se toma el tema con la seriedad debida, la gobernadora Marina Del Pilar Avila Olmeda debió separar del cargo a Carpio mientras averiguan si el hoy detenido actuaba solo o hasta que nivel otros funcionarios o la propia FG están involucrados.

    Pero no. Cínicamente celebraron el aniversario del C3, que con hechos acababa de demostrar que los exámenes de control y confianza no sirven para nada, y encima Marina y Carpio se ponen a hacer corazoncitos con la mano como si lo ocurrido hubiera sido una nimiedad.

    Ni Marina tiene mano firme para separar a Carpio de su cargo, ni Carpio tiene un poquito de vergüenza para presentar su renuncia.

    Infantil pretexto ese de que dieron de baja al funcionario porque «acumuló faltas». A los minutos de su detención seguramente ya lo sabían tanto Carpio como la gobernadora y su respuesta fue el silencio y la inacción.

    Veremos qué información obtienen los norteamericanos del propio Espino Torres y su teléfono celular.

    Agua

    Que nada más llegar a la Secretaría del Agua, Armando Samaniego pidió camionetota nueva y varios vehículos más. Nos dicen que los solicitó, pero que no le han sido concedidos.

    En Tijuana impuso a 5 de sus colaboradores con sueldos de directivos y anda buscándoles carros del año, porque la austeridad republicana nomás vale para los demás, por supuesto.

    Cuentan que moverlo de la Cespm fue para desactivarlo políticamente, pues al mas puro estilo priísta ya tenía organizados los comités vecinales -léase estructura electoral- para sus aspiraciones a la alcaldía.

    Como para confirmar que sí fue castigo, dicen que el nuevo director de la Cespm llegó con el tanque fumigador a su espalda para eliminar a todos los incondicionales de Samaniego.

    Vaya «castigo» de la gobernadora. Así estará el nivel de compromiso o la cifra del acuerdo.


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    Dianeth Pérez Arreola
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