Como cada jueves aquí les dejamos «El Descabezado», la breve pero no menos importante columna de opinión que en ocasiones está cargada de un análisis profundo y otra veces de «jiribilla» sobre la vida judicial en Mexicali.
«DEL RELAJO AL SILENCIO»
«Del Relajo al Silencio» es el nombre de éste nuevo capítulo, perdón, columna semanal relacionada con el juicio oral que enfrentan dos hombres por la desaparición de dos jóvenes que fueron vistos por última vez en el Bar El Relajo en agosto del 2019.
Aunque en La Guillotina Informativa definitivamente no somos Netflix, hay gente que ya nos hizo saber que están al pendiente de nuestra página para saber lo que acontece en el presente caso como si se tratara de una serie televisiva que a diario estrena un capítulo atiborrado de intriga, asombro, drama y, sobre todo, confusión.
Ya son casi dos meses de un juicio en el que se ofertaron alrededor de un centenar de testigos y peritos pero gran parte de ellos no han testificado. Algunos por miedo y amenazas, otros porque simplemente se niegan o la Fiscalía se desistió de ellos, así como uno actualmente fallecido, uno más detenido y otro «desaparecido».
El personaje del que hoy hablaremos es nada mas y nada menos que del mismísimo dueño del Bar El Relajo, quien de ser un simple testigo pasó a ser prácticamente una «Misión Imposible», como aquella gran saga protagonizada por Tom Cruise.
Desde un inicio la Fiscalía lo ofertó como uno de sus testimonios pero nunca pensaron que sería un auténtico hueso duro de roer ya que, a la fecha, no se ha presentado a declarar pese a las múltiples notificaciones que le hicieron llegar tanto a su casa como al lugar de trabajo.
La agente del Ministerio Público, Ariana Betzabé García Ceseña, casi casi se cansó de rogarle, como dijo el buen José Alfredo Jiménez en aquel gran éxito musical que compuso y que lleva por nombre «Ella».
El empresario ya no solo hacía caso omiso a los requerimientos pues llegó al grado de ni si quiera contestar su teléfono, provocando así la frustración de la «Lic. Betzabé», quien de plano tuvo que pedir auxilio judicial con todo y uso de la fuerza pública para traerlo a testificar.
Ya esto parecía una escena de aquel famoso filme llamado «Atrápame si puedes», protagonizado por los talentosos actores Tom Hanks y Leonardo Di Carpio, perdón, Di Caprio. Por poco y nos metemos en otro drama delicado.
Un día, de manera sorpresiva y sin dar motivos, la Fiscalía aplicó una vez más la de «Dice mi mamá que siempre no» y se desistió del testimonio de éste señor que parecía ya podría descansar de toda esa cacería en su contra, pero no fue así.
Para su mala suerte los dos defensores y la asesora jurídica de las víctimas no tiraron la toalla, y no me refiero a la toalla del mojado de Frankie Rivers, sino a que no se rindieron e insistieron en llamarlo a declarar a toda costa.
La última vez que lo buscaron en el bar, sus empleados tenían instrucciones precisas de no dar mucha información al respecto, limitándose a decir que estaba de viaje, y no precisamente con los Derbez.
Esto fue lo que llevó a la asesora a solicitar la suspensión del juicio oral durante seis días para implementar una «Búsqueda Implacable», como aquella película en que un padre mueve cielo, mar y tierra por encontrar a su hija secuestrada.
Y aquí usted seguramente se pregunta: ¿Por qué se niega a hablar?, ¿Qué es lo que sabe?, ¿A caso tiene miedo?, ¿No quiere hablar en contra de los acusados?, ¿Será muy amigo de alguno de ellos?……¿Estará involucrado?
Creo que yo le puedo resolver algunas dudas, estimado lector…
Resulta que nuestro personaje en cuestión no aparece por ningún lado porque presuntamente cuenta con una orden de aprehensión activa, lo cual tiene sentido y explica el por qué aplicó la de «El Ilusionista», como aquel rodaje protagonizado por Edward Norton.
Aparentemente la orden de captura se debe a un delito menor que no tiene nada que ver con el caso de los jóvenes desaparecidos, sin embargo no deja de ser una acusación de la que tiene que rendir cuentas.
Por eso es que el testigo seguramente no quiere averiguar lo que pasará con su futuro legal en caso de ser localizado.
Todas las partes involucradas en el caso ya saben de la orden de aprehensión y están totalmente seguros de que éste personaje no va pisar una sala de audiencias, al menos por decisión propia.
Y aquí habrá que ver lo que ocurrirá en caso de que lo encuentren, si es que va a declarar como testigo o lo van a presentar como imputado por la supuesta «OA», como le dicen en su jerga los «Lic’s», los abogados pues.
Tal vez usted se pregunta cómo es que El Descabezado de La Guillotina se enteró de todo esto si no tiene la destreza del afamado y temible Jinete de Sleepy Hollow, que por cierto es una muy buena película de Tim Burton.
La verdad es que la cabeza de éste columnista rueda y llega a lugares recónditos donde puede escuchar muchas cosas a través de las «indiscretas paredes» del Centro de Justicia, tal y como diría un viejo amigo que le sabe a esto de escribir con jiribilla.
Ya para terminar, si bien el propietario del afamado bar tiene orden de aprehensión, no podemos estigmatizarlo o juzgarlo por aquello del principio de inocencia pues sabemos que todos somos libres de culpa hasta que se nos demuestre lo contrario.
Aquí somos creyentes de que, ante todo, hay que sembrar una «Duda Razonable», como ese documental mexicano que definitivamente les recomendamos porque abarca de manera exquisita la forma de impartir justicia en nuestro país, que es la principal razón de ser de La Guillotina Informativa.