¿Quién escribe crónica periodística hoy en día? ¿Alguien todavía lo hace desde plataformas de noticias? ¿O, desde que la realidad puede transmitirse en vivo, ya no importa narrar el presente con palabras?
En el prólogo de “El reportero vertiginoso”, una compilación de crónicas de Egon Kisch, Fabrizio Mejía define al género como “una forma de registro de lo real a partir del detalle, el testimonio, la conjetura de las pequeñas historias”, donde el reportero –dicho por el propio Kisch– “debe modelar la pragmática de lo ocurrido, las transiciones entre causas y efectos, asegurándose de que la línea en que los presenta se guíe por los hechos que conoce, como los puntos en una ruta”. Una “narración de los eventos presentes ‘con el ángulo de la eternidad’”.
INVITACIÓN

El próximo sábado, 3 de agosto, a las 8pm se presentará el libro “Crónicas de Gezi” (2020), publicado por Pinos Alados Ediciones, en el espacio Planta Libre, ubicado en la Calle Zuazua del Centro Histórico mexicalense.
Invitados e invitadas están todxs a discutir si la crónica del presente sigue siendo relevante en Baja California.
Comentará el libro el profesor y sociólgo, Guillermo Martínez, junto al autor, Jesús Galaz Duarte.
UN PEDAZO DEL LIBRO
El siguiente texto fue la tercera entrega de una serie de crónicas que se publicaron al calor de los hechos narrados, durante el verano de 2014, mientras el autor era testigo de una rebelión ciudadana en la ciudad de Estambul, Turquía, conocida internacionalmente como la “primavera turca”.
–TERCERA ENTREGA–
LA INDIGNACIÓN TURCA
I.
Escribo desde el martes por la tarde/noche: las protestas comenzaron el viernes en la mañana. Todo el día, todos los días, la gente ha aguantado en Taksim y en Beşiktaş.
II.
El sábado por la mañana fui a trabajar con Irma a un barrio de clase alta en el lado asiático de la ciudad. Ahí todo estaba en calma y nada parecía estar pasando en ningún lado. Fuimos y volvimos en ferry, pero de regreso al lado europeo, los barcos iban cargados de gente con banderas turcas y de Atatürk, con máscaras anti-gas, con pañuelos y bufandas al cuello, con material para resistir los ataques de gas, con soluciones para los ojos… y todo mundo se aplaudía: de barco a barco se agitaban las banderas, chiflaban y volvían a gritar consignas. Parecían felices. Irma lloró desde el asiento del ferry y yo solo pude imaginar guerras pasadas en las que nunca participé. Otra vez ese sentimiento de claridad ante las cosas que las revoluciones (o los actos revolucionarios) muestran en la gente.
III.
El viernes nos hemos quedado hasta el amanecer en la calle, cerca de casa, testigos de tanques toma echando agua a presión, de cargas de gas pimienta una y otra vez, de gente que le arroja lo que puede a los representantes del Estado. Las banquetas comenzaron a quedarse sin adoquines y sin ladrillos, las barricadas comenzaron desde la noche del viernes, las marcas de los choques siguen en las calles, la gente en Bárbaros Bulevar se asemeja a un mar que va y viene de arriba a abajo conforme hay o no peligro en la orilla. Y eso es lo único que puede hacer la gente a falta de todo para defender un pedazo de tierra conseguida y perdida. Tratar y fallar, como dibujó el Marti y escribió el Jolow: eso es lo que hace esta gente cada vez que se enfrenta a la policía: trata de llegar hasta la parte baja del bulevar y falla, y vuelve a tratar, y vuelve a fallar, y vuelve a tratar… así toda la noche.
IV.
Esta parte de la ciudad olió a gas pimienta todo el fin de semana. Hoy y ayer no ha olido tanto durante el día. Sábado y domingo había períodos de tiempo de quince o veinte minutos en los cuales el olor y la pesadez se detenían y era posible caminar de un punto a otro sin problemas: de tu casa a la tienda y de la tienda a tu casa. El resto del tiempo el aire era sofocante.
V.
Hay cientos, miles de rumores en internet. Muertes que nunca pasaron, cargas policiales que se quedaron en el veremos, comentarios desde todo el mundo que opinan ciegamente lo que pasa en tu propio barrio. Pero también hay cientos de verdades en internet: violaciones a los derechos humanos, gases lacrimógenos disparados a quemarropa, detenciones arbitrarias, barricadas en construcción, batallas frontales entre manifestantes y agentes anti-disturbios, civiles heridos y estudiantes de medicina atendiendo a heridos en lobbies de hoteles cinco estrellas.
VI.
Las noches se han convertido en el tiempo y espacio para los enfrentamientos. Durante el día los barrios casi parecen los mismos de siempre y las barricadas son demolidas por equipo pesado de construcción para hacer funcionar de nuevo el paso vehicular. Todas excepto las que llevan a Taksim. Es entonces cuando Beşiktaş se convierte en el lugar de los enfrentamientos. No sé cuántos operativos están sucediendo cada noche en el barrio. El centro del antiguo pueblo pesquero está vacío, como una tierra de nadie; cualquiera que pase es sospechoso para ambos bandos. Lo que es cierto es que al barrio no entra la policía, se queda sobre el bulevar y a unas pocas decenas de metros una vez que comienzan los edificios residenciales. Arrojan gases lacrimógenos, eso sí. No se cansan de lanzar gases lacrimógenos.
VII.
El domingo desayunamos en un restaurante de Beşiktaş con dos españoles que han venido de paso a la ciudad. Las paredes siempre amanecen con más pintas, pero el ambiente y la sensación tan cotidiana de los lugares no apunta a que allí han pasado enfrentamientos entre manifestantes y policías tan solo cinco horas atrás. Los servicios de basura no se han descontinuado y los bares, restaurantes y tiendas abren a la hora de costumbre y sirven la comida de costumbre a la gente de costumbre.
VIII.
La televisión nacional todavía brilla por su ausencia. En lugar de la ocupación de Taksim y los enfrentamientos en Beşiktaş, cnn-Türk decide pasar un documental sobre pingüinos. Las demás cadenas hacen lo mismo: ignoran las protestas. Hawk-tv es la única televisora turca que transmite en directo lo que está pasando; Hawk-tv y la bbc y Channel-4 de Londres. ¿Qué pasaría si Trafalgar Square estuviera ocupada durante cuatro días consecutivos a base de piedras, barricadas y concentraciones masivas de indignados? ¿Acaso no se enterarían en York?
IX.
La situación, como todo, es más compleja de lo que parece y de lo que muchos la quieren hacer parecer. El tiempo es, en mi opinión, el enemigo más poderoso de los manifestantes. El tiempo y el cansancio. Hasta hoy Taksim no ha vuelto a ser blanco principal de ataques policiales, ha estado seguro a pesar del gas, pero hay grupos y partidos políticos, agentes que le quieren poner color a todo, que han llegado también a la plaza desde el sábado, primero en solidaridad y poco a poco adueñándose del terreno, acomodando a su gente, desmoralizando a los indignados originales con su música revolucionaria “envasada al vacío y con fecha de caducidad”, como preparando el terreno para que más pronto que tarde llegue su candidato y ofrezca una solución al conflicto, un diálogo con el enemigo para que ese político pueda consagrarse como líder de una protestaque comenzó con unos tipos que no querían más que detener el derribo de unos árboles en el parque más céntrico de Estambul. Dicho sea de paso (aunque no lo he podido confirmar), hay un rumor que dice que Gezi es un antiguo cementerio armenio (sin conexión directa, que yo sepa, con los manifestantes originales: estos más reocupados por el medio ambiente que por los armenios en particular).
X.
Los partidos políticos, como los he conocido, tomando como ejemplo principal el caso mexicano, me parecen de lo más perverso que hay en la política. La mayoría del tiempo son la fuerza que desmotiva al individuo a seguir siendo individuo: el contrato social obligado y bajo punta de pistola. Son el abogado de oficio que me tocó en Madrid cuando pasé 26 horas en las habitaciones/ celdas del aeropuerto y que lo único que hizo fue decirme que firmara aquí y aquí y aquí para comunicarme luego: usted no puede entrar a España.
El autor está entrenado formalmente en las ciencias sociales, pero sigue creyendo que eso no significa mucho.
