Sempra, gas natural y las tormentas de la privatización. El caso Mexicali
El mes pasado, el presidente de Canacintra Mexicali informó que el costo del gas natural pasó de 6 a 55 dólares por molécula, representando un alza mayor al 900%, lo que está provocando un gran impacto económico al sector industrial que es dependiente de dicho combustible.
El representante de los industriales criticó el hecho de que Sempra Energy, a través de su filial ECOGAS, es el único suministrador de gas natural en la región y que ejerce un monopolio sobre este estratégico energético, lo cual “afecta a la competitividad” en el sector. También señaló que dicha transnacional, con sede en San Diego, California sostiene un modelo de negocios “insensible” al no permitir la entrada de nuevas empresas de ese giro y que sus representantes se han negado a reunirse con el sector industrial para atender la problemática.
El gerente de asuntos externos de Sempra Infraestructura, Mario López, declaró, por su parte, que el incremento en el precio del gas natural no es una decisión unilateral de la empresa, sino que es consecuencia de las condiciones de clima extremo que afectaron al suministro de este combustible. El directivo se refiere al hecho de que las tormentas invernales que azotan a buena parte del territorio estadounidense han provocado el incremento desmedido del precio de este energético, ya sea por el aumento abrupto de la demanda o por las afectaciones de las heladas a la infraestructura de extracción y transporte de gas natural. En California también se prenden las alertas ante estos incrementos.
Sin embargo, las bajas temperaturas no son la única causa de los aumentos. Otro factor es la mercantilización del sector, que tiene un especial e irónico antecedente en la región.
Baja California: laboratorio de la privatización gasera
Baja California fue punta de lanza de la privatización del suministro de gas natural y de la dependencia a su importación de Estados Unidos. Fue justamente la red de ECOGAS de Mexicali el primer proyecto de distribución de gas natural construido y operado por una empresa privada en México. Fue inaugurada en 1996 tras la desregulación del sector de gas natural ocurrida durante el sexenio de Ernesto Zedillo (quien, por cierto, creció en tierras cachanillas). Es una extensión de la red de gas natural proveniente del Valle Imperial, California y provee de gas a los corredores industriales y a zonas comerciales y residenciales de la capital bajacaliforniana.
El suministro de gas natural en Mexicali permitió la consolidación local de los planes y proyectos de carácter industrial impulsados en el marco del TLCAN, especialmente de la industria maquiladora de exportación, de la que Canacintra es representante. Desde entonces, el criticado monopolio comenzó a gestarse.
Sempra obtuvo el permiso en el 2000, para construir el hoy llamado Gasoducto Rosarito (un ducto que transporta gas desde Texas y se extiende desde Los Algodones hasta la Zona Costa del estado, con ramales a Tijuana, Rosarito y Ensenada) y se comprometió ante la Comisión Federal de Competencia (COFECE) a vender las operaciones de ECOGAS Mexicali, esto para evitar prácticas monopólicas.
En el último reporte anual disponible en su página, Sempra refiere que “ha hecho esfuerzos de buena fe” para cumplir con tal obligación, sin embargo, “diversos inconvenientes económicos han dificultado la desincorporación de los activos de distribución de Mexicali”. En reportes anteriores mencionaba que, hasta la fecha, no había “logrado identificar a un comprador de dichos activos”.
Resulta por demás sospechoso que un negocio tan lucrativo y en un sector tan competido en México, en 22 años no haya existido ninguna empresa interesada y/o con posibilidades económicas de comprar estos activos. Pareciera que Sempra busca a toda costa sostener su monopolio.
Una de sus principales estrategias para mantenerlo son las influencias que ha tejido en los gobiernos anteriores y en el actual.
La puerta giratoria y el gas natural
Sempra se ha caracterizado por sus relaciones con las altas esferas del poder político, tanto en Estados Unidos como en México. Uno de sus ex-empleados, Luis Téllez Kuenzler, fue ni más ni menos que Secretario de Energía durante la segunda mitad del sexenio de Ernesto Zedillo. Téllez (al igual que Zedillo) es uno de los casos más emblemáticos de la “puerta giratoria”, de los personajes de poder que transitan entre el sector público y el privado, de esos políticos que salen del gobierno y son contratados por las empresas a las que beneficiaron siendo funcionarios públicos.
Siguiendo esa línea, Luis Téllez, apodado como el “profeta de la privatización” (por sus premoniciones respecto a la catástrofe en la industria eléctrica mexicana de no abrir el sector al capital privado), fue uno de los principales figuras de la “tecnocracia” detrás de la privatización del sector energético. Siendo Secretario de Energía promovió tales objetivos siguiendo la retórica neoliberal de “eficiencia”, “crecimiento económico”, “aumento de la competitividad”, “disminución de los precios del suministro”, etcétera. Ese discurso que también enarbolan los industriales agrupados en Canacintra y con el que tiempo atrás apoyaron dichas políticas.
La privatización de la industria eléctrica y el desmantelamiento de CFE no le resultó al flamante Secretario de Energía. No obstante, surgió operando para ese fin.
La apertura total del sector energético llegó finalmente durante el sexenio de Enrique Peña Nieto y la contra-reforma energética de 2013-2014. Fue precisamente un pupilo de Téllez, Enrique Ochoa Reza, subsecretario de Hidrocarburos y director de CFE durante el sexenio peñanietista, quien encabezó la redacción de la reforma privatizadora.
Así, en los dos momentos más importantes de “apertura” del sector energético, Luis Téllez ha jugado un rol central. Y una de las principales empresas beneficiadas con ambos cambios ha sido Sempra Energy, sobretodo en lo relativo al gas natural.
Esta transnacional y Tellez tienen en común estrechas relaciones con políticos y empresarios tanto de Estados Unidos (la familia Bush, por ejemplo), como de Baja California. En esta entidad se les vincula estrechamente con los grupos de poder articulados en el PAN (y hoy varios de Morena), especialmente con el ex-gobernador Eugenio Elorduy. Incluso se les ha señalado por su involucramiento conjunto en operaciones fraudulentas y delictivas.
Sobre esto, Sempra tiene en su historial múltiples acusaciones de dicho tipo y muchas son justamente por la manipulación del mercado del gas natural para elevar los precios del suministro (en California ya hay indagaciones al respecto con lo que ocurre en la actualidad).
Ironías del libre mercado y los monopolios
De este contexto y de la relación estrecha que dichos grupos de poder tienen y han tenido con las organizaciones patronales locales (Coparmex y Canacintra), es resulta irónico que el sector industrial hoy critique (y padezca) las prácticas monopólicas de Sempra y hable de su “insensibilidad”, cuando a todas luces han sido cómplices directa o veladamente de esta dinámica de acaparamiento del mercado y de los grandes negocios privados ejercidos por la transnacional a costa del interés público.
Y la ironía se redobla cuando algunos empresarios de las industrias más afectadas, como Fevisa y Zahori, encarnan estrechamente la relación de complicidad aquí descrita, así como la “puerta giratoria” local. La telaraña económica-política del caso Constellation Brands exhibe mucho de esta dinámica.
Por otro lado, si el 60% de la electricidad generada en Baja California se basa en gas natural importado de Texas por Sempra, entonces, ante el aumento de su costo, ¿Por qué no hubo incrementos tan abruptos en el precio del suministro eléctrico tal cual ocurrió con el gas de uso industrial? Pues porque CFE absorbe tales incrementos o, dicho en otros términos, subsidia el precio de la electricidad para que no se refleje el alza. Y esto lo hace con base en su objetivo como empresa pública de garantizar la estabilidad económica del país.
Eso sí, con esta política de subsidios CFE genera pérdidas económicas. Ese es uno de los perjuicios de la alta dependencia del gas natural estadounidense, el cual se agrava con el cambio climático, sin embargo, CFE beneficia a todos los usuarios y particularmente al sector industrial.
Si el incremento en la electricidad ocurriera a la par del gas natural afectaría centralmente a las industrias, ya que consumen el 54% de las ventas de electricidad en la entidad (y el 60% en todo el país). Por tanto, el sector industrial es sumamente beneficiado por la empresa pública. Entonces, ¿por qué quieren que desaparezca o se privatice una empresa como CFE que siendo pública les es tan útil?
En Europa sí hubo grandes incrementos en el precio de la electricidad como consecuencia del aumento del costo del gas natural y en buena medida fue porque la electricidad era suministrada por empresas privadas (y de ahí surgió la intención de varios gobiernos por re-nacionalizarlas).
Lo mismo ocurrió en el caso de la gasolina y diésel, cuyo precio sufrió importantes incrementos tras el conflicto Rusia-Ucrania/OTAN. En México tampoco se generó una alza en los precios de dichos derivados del petróleo debido al subsidio público (vía disminución del IEPS) absorbido por el gobierno federal. Si Pemex siguiera controlando el suministro (estaciones de servicio), el gobierno mexicano tendría mayores capacidades para estabilizar los precios.
He ahí las diferencias entre un monopolio privado y uno público. CFE y PEMEX, con todas sus complicaciones, son (o eran) un monopolio distinto, uno de interés público, con beneficios al interés general. Sempra en Baja California es un monopolio que primordialmente busca un interés particular: sus ganancias privadas.
Interrogantes finales
Ante la situación de déficit e incremento del costo del gas texano, ¿Por qué Sempra no importó gas natural de países productores del Pacífico mediante su planta de regasificación ubicada en Costa Azul, Ensenada? Esa planta fue construida con la justificación de hacer frente a eventuales déficits entre oferta y demanda de gas natural en la región y al hecho de que el índice de precios de la Frontera California/Arizona ha demostrado ser considerablemente más volátil que el del este de EEUU, por lo que tener una fuente alterna beneficiará en el precio y disponibilidad a los consumidores bajacalifornianos.
El no usar la planta de regasificación puede ser por dos motivos: 1) Porque el precio del gas natural en el Pacífico también sufrió importantes alzas debido al conflicto Rusia-Ucrania/OTAN; o 2) Porque a Sempra le es más redituable vender gas caro, es decir, la situación de “escasez” le es funcional para incrementar los costos del energético y, por tanto, sus ganancias. No sería la primera vez que deliberadamente hicieran esto.
Ahora bien, los empresarios se preocupan porque la entrada de nuevas plantas de ciclo combinado, como parte del protocolo correctivo de la CFE para abastecer el déficit de electricidad del estado, las cuales implican un alto consumo de gas natural, pudiera comprometer al insumo para el resto de industrias de transformación. ¿No les preocupa que Sempra construya en Ensenada una planta de licuefacción para exportar al Pacífico el gas natural que llega a Baja California? No los veo quejarse al respecto de este proyecto.
Por cierto, ¿De ahí (del déficit, aumento de la demanda y monopolización del gas natural) vendrá la idea de extender un gasoducto de Sonora a Baja California? Aunque en este proyecto también se involucra a Sempra.
Este fue sólo un análisis de un problema coyuntural que exhibe un problema estructural que es la privatización del sector energético, la alta dependencia del gas natural de Texas y las vulnerabilidades del cambio climático capitalogeno.
Sin embargo, los tentáculos de Sempra se extienden por otras áreas, como es el neocolonialismo de las renovables, que de fondo y en conjunto con el resto de sus proyectos, exhibe un neocolonialismo mayor: el de la subordinación del territorio mexicano, su población y sus riquezas a los intereses de Estados Unidos y sus transnacionales, dinámica que continúa acelerada en tiempos de la 4T. De ese tamaño es la afrenta que hay que responder de manera organizada.
P.d. Una interrogante posdata: Habrá que ver qué intereses tiene Sempra en otros proyectos, como es el del mega-puerto de Punta Colonet, impulsado inicialmente por Luis Téllez cuando fue Secretario de Comunicaciones y Transportes durante la administración de Felipe Calderón. Se sabe que en Colonet existen grandes intereses por parte de los grupos de poder locales, como el del propio Elorduy. Tanto Luis Téllez, como el ex-gobernador, recibieron un premio en San Diego por la promoción de Punta Colonet. En la zona no hay infraestructura energética, la cual es una necesidad fundamental para un proyecto de tal magnitud, por lo que seguramente ahí hay intereses de las transnacionales energéticas. Ya será en otro artículo que lo analicemos.
* El autor es Maestro en Geografía por la UNAM. Escribe análisis y publica mapas en el blog Geografía Septentrional.
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